lunes, 9 de mayo de 2011

Anàlisis iconogràfico del mùsico en còdices antiguos y coloniales. (AVANCE)

Abigail Rodríguez Contreras


Anàlisis iconogràfico del mùsico en còdices antiguos y coloniales.


Introducción:


Una de las dificultades más

Esa historia pragmática, lejos de ser propositiva, sumerge su teoría en bases estériles y ociosas, que lejos de relacionar el presente con ese pasado, que es precisamente criticado por su lejanía, funda su carácter estéril en temáticas demasiado

SI no hay una reflexión que ejerza una explicación fuerte de la historia con respecto a la historia en procesos de larga duración, el estudio de la historia mesoamericana se vuelve estéril, ya que no nos ayuda a proponer ideas que nos ayuden, teóricamente a la construcción de un México entendido más y mejor desde sus raíces, es por ello que el estudio de mesoamérica para mi, es importante porque nos ayuda a comprender, la heterogeneidad de un pueblo mexicano que desde el inicio,

 Hablar del México prehispánico, es hablar de una materia compleja no sólo para la población en general, sino también para los historiadores. En este orden de ideas, hablar del estudio de códices resulta no sólo complejo, sino imposible para muchos interesados en la materia, sin embargo no es así. Desmitificar la complejidad de su estudio no es algo que deba ponerse en tela de juicio; es complejo y eso es un hecho, pero tampoco debe mirarse desde la arista de lo imposible.

El interés por el desciframiento de los códices ha sido bien importante y estudiado desde la colonia hasta nuestros días, basta con mencionar a Fray Bernardino de Sahagún, quien forma un referente primario para el estudio del México antiguo hasta nuestros días, hasta Eduard Seler, Sejoruné, entre otros que han dedicado su vida a su estudio.

Las formas de escritura mesomamericanas, reflejan no el contexto del arte a la manera occidental, sino una esfera de sacralidad que los conectaba desde lo histórico, lo religioso, lo social y lo metafísico; hablar de códices es hablar de una extensa y rica cosmovisión que buscaba, parafreaseando a  Patrick Johansson, él nos dice que la imagen, el códice mesoamericano buscaba principalmente hacer sentir. En mesoamérica la imagen no explica; implica… los indígenas dejan de ver y sienten, las imágenes son táctiles y no hay perspectiva; porque la perspectiva habla de un alejamiento del cuadro mediante la dimensión. Los códices mesoamericanos no buscaban alejarse de la imagen, de la textura y del sentir, sino permanecer dentro del cuadro, volverse uno con este. *

Sea cual sea la perspectiva o la forma en la que la manera de escritura influya en los distintos pueblos y culturas, los códices representan por sí mismos, una manera de significar el mundo desde los eventos que les eran de interés a los pueblos mesoamericanos, los códices representan la huella tangible, literalmente, de su cosmovisión  y su relación con el mundo.

La escritura mesoamericana, tiene como base el “iconograma”, esto quiere decir que el dibujo se refiere ya no sólo al objeto, como en el caso de los pictogramas, sinoi que evoca acciones o ideas asociadas al objeto enunciado mediante el dibujo, el ìcono.  El sistema iconográfico de los pueblos mesoamericanos, es bastante elevado y vuelvo a citar a Patrick Johansson con su teoría de la imagen mesoamericana:

La imagen es signo, fabrica sentido, no lo refiere; no es transparente, es más bien opacidad… de este modo la imagen puede traspolarse a la poesia, misma, que está presa de la opacidad e la palabra, la poesía no busca bajo ningún concepto la transparencia sino al contrario,lo mismo sucede con los códices mesoamericanos.

De este modo, es un hecho que jamás podrémos, por más que queramos, por más que localicemos y encontremos los significados más profundos de la imagen, hallar la totalidad, precisa y puntual de lo que significan los códices y las imágenes, porque debemos entender en este proceso de desciframiento, que ya estamos condenados desde un inicio a la parcialidad, a un entendimiento porcentual y no totalitario.






La presente investigación, propone un acercamiento hacia un análisis iconográfico de los músicos, representados en los códices mexicanos prehispánicos y coloniales tempranos, y pretende sobre todo, destacar la importancia del músico entendiendo así la importancia de su quehacer en dinámica del México precolonial.
Para ello entonces, es necesario partir de una reflexión que base su importancia, desde una concepción prehispánica, sin partir de los cánones occidentales, teniendo en cuenta que el desenvolvimiento tanto cultural como estilístico europeo y americano son distintos

El arte mesoamericano no carece de calidad, ni tampoco posee un nivel inferior ante el arte occidental, más bien poseen características situadas en contextos muy distintos, que no permiten una medición estandarizada en cuanto a criterios estilísticos.
Mesoamérica tiene la característica de albergar pueblos autóctonos y por ello  un error primario, sería compararlos con sociedades occidentales que se desarrollaron en esferas distintas, con elementos que van desde el clima hasta la relación con otros pueblos,  haciéndolas acreedoras de características propias, muy ajenas a las nuestras. Una tradición en la historia muy añeja nos ha heredado la concepción de que lo occidental, es la base del conocimiento, es lo correcto. De este modo, cuando un pueblo o una ideología no tienen las mismas características; su misma condición de ajeno, lo convierte en sinónimo de erróneo. Más que ello, es necesario un repensar desde la perspectiva de los pueblos, sin la necesidad de rendir comparaciones, situándonos lo más cercano posible a sus puntos de vista y cosmovisión de su propia historia; en este caso nuestra historia de la música en México.


La definición occidental de arte,  responde a cánones del siglo XV ubicado en el renacimiento italiano, cuando se pretende hacer una distinción entre Arte y artesanía. Arte es entonces, un acto original donde el ser humano específicamente, expresa ideas o emociones a través de recursos plásticos, pictóricos o sonoros. [1][1] Sin embargo, en Mesoamérica las cosas eran un tanto distintas. Todo lo que hoy podemos considerar arte, para Mesoamérica fue concebido desde un aspecto religioso, íntimamente ligado con lo sagrado, con lo espiritual y lo mítico, porque en Mesoamérica esto tiene un gran peso y es un motor primordial para el funcionamiento del mismo cosmos.
Para los mexicas, las creaciones artísticas eran indisociables de los conceptos ideológicos, ya fuesen religiosos, económicos, políticos o sociales. El arte para el México antiguo era una manifestación material de su visión del universo. Sus símbolos, sus enlaces con la naturaleza real o fantástica y su lenguaje visual, les permitían crear realidades paralelas donde lo humano y lo divino, expresaron mensajes sagrados asociados con las ideas cosmogónicas, que determinaban su percepción del mundo circundante.
La música entonces, pasa a ser parte de esta cosmovisión, que aporta desde los sonidos, un rasgo particular a la cultura. Sin embargo no por su naturaleza sagrada, debemos considerarla como hermética, o al menos no toda, ni tampoco debemos tener en mente una idea de estancamiento o desarrollo pleno y trabajado; al contrario. A lo largo de los horizontes de Mesoamérica, podemos ver un desarrollo de los instrumentos, que se gestan desde que el hombre como ser humano está en su “infancia”, en la “Etapa formativa” de 2500 a.C, hasta la conquista de los Españoles en 1521. Teniendo así, un avance y un trabajo milenario de la exploración y manipulación de los sonidos, abasteciendo de una cultura musical definida y pulcra, que ha dejado una huella intangible, pero evidente sobre la música autóctona hoy en día, podemos afirmar y dar cuenta de una basta tradición musical en nuestro país.

Ahora veamos que la música fue esencial en los ritos para los dioses y por ende se tenia la necesidad de transmitir conocimientos musicales es por eso que se vieron a la necesidad de mantener todo aquello de cantos y danzas del calendario ritual de fiestas, en una organización ya que se debía tener en donde guardar y fabricar el instrumental, además de que debería haber un lugar en donde se enseñaran el baile y la ejecución de los instrumentos[2][2],es por ello que también existieron escuelas de especialización en el arte de tocar instrumentos además de cantos.
Me parece que en este punto se mostraba de gran importancia este arte ya que se estudiaba lo que se iba a hacer para entrar en contacto con los dioses, no solo para diversión si no que ellos llevaban la idea que todos aquellos sonidos producidos contribuían en grande manera a lograr un mejor servicio a los dioses y por consiguiente mejoras para el pueblo mexica.
Estaba el Culcacalli, en donde se enseñaba e el canto y baile, aquí acudían  los jóvenes de ambos sexos por las tardes. [3][3]
También se habla de la existencia de un Mixcoacalli en donde se guardaban instrumentos musicales y en donde acudían los músicos y bailarines profesionales, aquí no asistían los alumnos, sólo era el Tlatoani quien acudía para aprender algunos cantos y danzas. Un Cuicacalco en donde se ensayaban los cantos y bailes.[4][4].
Ciertas profesiones requerían talentos específicos, sobre todo en el terreno artístico. Las danzas, obligatorias en casi todos los ritos, imponían la presencia de músicos, esencialmente percusionistas, entre otros.[5][5]
Estos profesionales actuaban en ceremonias religiosas, pero además de ello, participaban en fiestas y ceremonias importantes como matrimonios y nacimientos. Para la ejecucin de estos eventos había un director (tlapixcaltzin).
Tambien estaba el Mecatlán “lugar del cordel”, ahí se enseñaban todos los instrumentos.[6][6]
Sin duda la educación musical fue un elemento de gran importancia ya que, la música es esencial en los ritos y fiestas calendáricas que hacían un orden en la cosmovisión mexica, y por ello era importante mantener una forma de transmitir conocimientos sobre la ejecución de  instrumentos y danzas.